Su nombre completo fue Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández y nació el 17 de noviembre de 1866 en lo que en ese entonces era el territorio del obispado de Tucumán, que, en la actualidad, se ubica en el departamento de La Candelaria, en la provincia de Salta.
Lola pasó su infancia en Tucumán junto a seis hermanos y estudió en el Colegio del Huerto, en el que supo demostrar su fuerte inclinación hacia el arte. A los 29 años, tras obtener una beca del gobierno argentino, se trasladó a Roma (Italia) para aprender junto a los mejores. Allí, nutriéndose de las obras artísticas del Viejo Mundo consiguió desarrollar aún más su talento como artista, el cual trajo a nuestro país, a pesar de cientos de oportunidades que tuvo para seguir en Europa.
No es extraño que haya sido la primera escultora argentina y sudamericana; que, a la vez, se destacara como urbanista e investigadora y fuera, además, pionera indiscutible de la minería nacional. Fue ella quien participó en la obra del tendido de rieles del Ferrocarril Trasandino del Norte o Huaytiquina, por donde, en la actualidad, transita el maravilloso Tren de las Nubes, uno de los principales atractivos turísticos de Argentina.
Asimismo, como urbanista fue autora del primer proyecto de subterráneo y galería subfluvial para la Ciudad de Buenos Aires y también previó el trazado de las calles de la ciudad de Jujuy. Y era mujer, en un mundo que hasta ese momento gobernaban solamente los hombres.
Falleció el 7 de junio de 1936 y su vida sirvió para inspirar a artistas de todo el mundo, tanto en nuestro país como en el exterior. Su presencia y reconocimiento es cada vez mayor. No por nada en su memoria el Congreso de la Nación Argentina instituyó la fecha de su natalicio como el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas, un verdadero acto de justicia para una mujer que se encargó de dejar con sus manos huellas en la historia y la vida de un país.
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